domingo 28 de abril de 2024 - Edición Nº3064
Dos Líneas » Opinión » 5 oct 2016

Con Macri crece la pobreza

José Castillo (Dirigente nacional de Izquierda Socialista)


Por:
José Castillo

El Indec dio a conocer el nuevo índice de pobreza: 32,2%, 13 millones de personas. Todos los gobiernos anteriores, incluido el kirchnerismo, aportaron a este desastre social. El actual gobierno de Cambiemos en nueve meses generó más de 1,5 millones de nuevos pobres.

El dato es lapidario: al menos uno de cada tres argentinos es pobre. Los datos oficiales corroboran los cálculos que hace unos meses adelantara el Observatorio Social de la UCA. Los detalles son más tétricos aún. Hay regiones del país, como el Noreste, donde el índice supera el 40%.

Y un dato terrible: prácticamente uno de cada dos niños (el 47,4%, 4.500.000) es pobre. Debemos agregar que estos números son “el piso” de la pobreza, la denominada “pobreza por ingresos”. Si se incluyeran otras dimensiones para medir la llamada “pobreza estructural” (como viviendas precarias, hacinamiento, acceso a agua potable, cloacas, salud o educación) los valores serían peores.

El presidente Macri deslindó responsabilidades: “este es el punto de partida sobre el que acepto ser evaluado”. ¡Cómo si la inflación desbocada que pulverizó los salarios, la ola de despidos en el sector público y privado o los tarifazos pertenecieran a otra gestión!

En estos diez meses el macrismo desarrolló una política sistemática a favor de los más ricos. Devaluó, sacó las retenciones a las megamineras y los monopolios exportadores, permitió aumentos astronómicos a los grandes grupos económicos y cadenas de supermercados, y les garantizó superganancias a los bancos. Todas medidas contra los trabajadores, jubilados y quienes perciben planes sociales. Por si fuera poco, produjo un nuevo endeudamiento por 40.000 millones de dólares para financiar el pago a los buitres y la fuga de capitales. Así generó más de un millón y medio de nuevos pobres.

Esto no quita la responsabilidad del kirchnerismo. Durante su gestión, tras intervenir el Indec con la patota de Guillermo Moreno en 2007, procedió a truchar todas las estadísticas, entre ellas las de la pobreza. Así, escuchamos a la entonces presidente Cristina Fer- nández de Kirchner afirmar vergonzosamente en 2013 que “la pobreza en la Argentina es del 5%”, y a su ministro Aníbal Fernández que “en Argentina hay menos pobres que en Alemania”.

Finalmente, el gobierno de entonces decidió directamente abandonar la medición, bajo la miserable excusa (dada por el ex ministro Axel Kicillof) de que calcularla era “estigmatizar a los pobres”. Además de esconder los números, la mayor culpa del kirchnerismo fue que, tras gobernar 12 años y despilfarrar 190.000 millones de dólares pagando deuda externa en efectivo, se fue del gobierno con un 29% de pobreza (medido por la UCA), el 40% de los trabajadores en negro y el 30% tercerizados. ¡Este fue el verdadero balance de la llamada “década ganada”!

Sin embargo, las responsabilidades ni siquiera terminan en el kirchnerismo y el macrismo. A comienzos de los años ‘70 en nuestro país la pobreza estaba entre el 8 y el 10%. Pasaron 40 años donde vimos cómo la riqueza que producíamos los trabajadores en la Argentina se iba por el barril sin fondo de los pagos de deuda externa. Más pagábamos, más debíamos.

Militares de la dictadura, radicales de Alfonsín, peronistas de Menem, Duhalde o los Kirchner, “aliancistas” de De La Rúa y Chacho Álvarez, todos, sin excepción, ajustaron la economía para pagar. Mientras tanto, se hundían los salarios, crecía el desempleo y aumentaba la marginación. El hambre y la pobreza se incrementaron con cada crisis.

Así, después del pico de la hiperinflación de 1989, la pobreza se “estabilizó” entre el 20 y el 25%. Luego de la crisis del 2001 (donde los números de la pobreza habían llegado a más del 50%) con la reactivación producto de los altos precios de la soja, la pobreza “bajó” para estabilizarse un escalón más arriba que la década del ’90, en el 30%. Ahora con Macri, la vemos tomar carrera hacia un nuevo salto.

¿Cuál es la salida? Somos categóricos: dejar ya de pagar la inmoral e ilegítima deuda externa e implementar un plan de emergencia como el que explicamos detalladamente en estas mismas páginas. Programa que, sabemos, sólo podrá ser llevado plenamente adelante cuando ya no nos gobiernen más todos estos partidos patronales que nos han llevado al desastre (peronistas, radicales, liberales, “centroizquierdistas”) y el poder político esté en manos de los trabajadores y la izquierda.

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