Después de varias controversias e idas y vueltas, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley de Economía del Conocimiento, un texto que brinda incentivos fiscales a empresas y emprendedores en el diseño, adaptación y desarrollo de producción software y servicios afines a las nuevas tecnologías.

El proyecto había sido aprobado por la cámara baja en junio, pero luego modificado por el Senado, por lo que debió regresar a la cámara baja para su sanción definitiva. La principal diferencia entre ambas versiones había sido el escalonamiento de los beneficios a las empresas según su volumen, ya sean grandes, medianas o pequeñas.

En concreto, la ley brinda beneficios fiscales de hasta un 70% de devolución de contribuciones patronales para pagar otros tributos, el cual puede subir a 80% si las empresas emplean minorías, personas con discapacidades o que hayan cobrado planes sociales con anterioridad.

También baja el impuesto a las Ganancias, que será del 60% para las micro y pequeñas empresas; del 40% para las medianas, y del 20% para las grandes.

Entre las empresas beneficiadas se destacan la industria del software y servicios digitales, producción audiovisual, biotecnología, servicios geológicos, servicios profesionales de exportación, nanotecnología, industria aeroespacial, ingeniería nuclear o automatización de procesos. También a aquellas que desarrollen industria 4.0, tales como inteligencia artificial, robótica e internet industrial, internet de las cosas, sensores, manufactura aditiva, realidad aumentada y virtual.

El régimen de Economía del Conocimiento fue aprobado en 2019 bajo la administración de Cambiemos, pero la gestión de Alberto Fernández lo suspendió y anunció que buscaría mejorarla para que su alcance llegue a las pymes. Esto motivó fuertes críticas del bloque de Juntos por el Cambio, que atacó los cambios introducidos en las normas.

La diputada del PRO-Juntos por el Cambio, Silvia Lospennato, dijo que en el 2019 "votamos por unanimidad una ley que trabajamos con el sector privado porque hablar con el sector privado no es una mala palabra y es lo que hace cualquier país que quiere crecer porque la única vacuna contra la pobreza es crear empleo".