El sorpresivo despliegue de gendarmes en zonas calientes del conurbano bonaerense ordenado por Aníbal Fernández abrió un nuevo frente de conflicto en las internas oficialistas.
Esta vez, los enojados por la decisión del ministro de Seguridad de la Nación son Axel Kicillof y Sergio Berni. El gobernador le envió una carta exigiendo explicaciones, mientras que el ministro de Seguridad provincial cuestionó si la medida es efectiva para el combate contra la inseguridad.
Días atrás, Aníbal Fernández diagramó la instalación de cinco bases operativas de Gendarmería en La Plata, Avellaneda, La Matanza, Pilar y Tigre, con el objetivo de prevenir el delito en zonas calientes. El problema es que lo hizo sin avisar previamente a las autoridades provinciales.
El funcionario habló directamente con los intendentes de cada “zona caliente”, esta situación, tanto Berni como Kicillof la tomaron como una falta de respeto. De hecho, el gobernador mandó una carta a la Casa Rosada exigiendo explicaciones sobre el despliegue de fuerzas federales en su territorio.
Más allá del enojo, en el entorno de Kicillof salieron a poner paños fríos para no generar más internas en el oficialismo: “No nos interesa polemizar. La nota es un procedimiento protocolar por la necesidad de coordinación, nada más. Ojalá finalmente lleguen los gendarmes a las calles del Conurbano”.
Los cercanos a Berni señalaron: “Por Constitución, no se pueden mandar fuerzas federales a una provincia sin antes haber consultado con el gobernador”. De todas formas, allegados al ministro de Seguridad provincial ven la jugada como un intento de Aníbal de hacer enojar a Kicillof y ponen en duda la efectividad de la decisión: “La falta de coordinación hace que esto no tenga sentido para combatir la inseguridad”.