viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3055
Dos Líneas » Opinión » 26 jul 2016

Evita es nuestra bandera de lucha

Gabriel Pampín (Senador Provincial- Frente Renovador)


Por:
Gabriel Pampín

En los comienzos del primer gobierno peronista, Eva fue forjando aceleradamente una relación con el pueblo argentino que excedería ampliamente el plano exclusivamente político. Su exitosa gira internacional por Europa durante 1947, la proyectó al primer plano de la escena política.

Su papel destacado en la aprobación del voto femenino, su gigantesca tarea de ayuda social al frente de la Fundación Eva Perón y la creación del Partido Peronista Femenino fueron las grandes realizaciones de su militancia, coronados en el Renunciamiento posterior al Cabildo Abierto del 22 de agosto de 1951.

Evita fue una incansable y apasionada militante de la causa peronista. Ya desde su participación en las jornadas que desembocaron en el 17 de octubre de 1945 estaba claro que Evita no sólo sería la primera dama del Presidente Perón.

Desde aquellos momentos fundacionales del peronismo hasta la actualidad, Eva nos ilumina con su ejemplo y nos recuerda a quienes militamos por la causa del Pueblo y la justicia social que no podemos conformarnos con retórica frente al sufrimiento de los humildes.

Hoy debemos recordar su sed de justicia, su sentido de solidaridad y fraternidad para con los más desamparados en nuestra sociedad. Recordar y seguir los principios que guiaron su militancia y su monumental obra.

Recordemos por eso sus palabras en la Navidad de 1951: “que haya una sola clase de hombres: los que trabajan; que sean todos para uno y uno para todos; que no exista ningún otro privilegio que el de los niños; que nadie se sienta más de lo que es ni menos de los que debe ser; que los gobiernos de las naciones hagan lo que los pueblos quieren; que cada día los pobres y que todos seamos artífices del destino común”.

La memoria de Evita y sus anhelos nos impulsan a seguir luchando por hacer realidad la justicia social, a no detenernos en la mediocridad y la comodidad. Porque Evita no abandonó jamás su puesto de lucha junto a Perón y su Pueblo, ni aun durante la enfermedad que finalmente le arrebato la vida el 26 de julio de 1952.

En su último 17 de Octubre había dicho a su pueblo: “Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”. Hoy podemos decir que en esas pocas palabras se sintetiza el enorme legado de Evita para todos los peronistas.

* Gabriel Pampín (Senador Provincial- Frente Renovador)

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