viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3055
Dos Líneas » El País » 5 ago 2019

El juego del miedo

La economía es un tema central para la campaña electoral que culminará con la elección de un nuevo gobierno.


Por:
Alexis Dritsos

A medida que se acortan los plazos para la gran encuesta nacional que serán las PASO de agosto, se nota con claridad que la economía es un tema central para la campaña electoral que culminará con la elección de un nuevo gobierno.

Sin embargo, los contendientes van mostrando estrategias muy diferentes al momento de descubrir cómo juegan sus cartas en este tema.

Por el lado del gobierno intentan evitar caer en el análisis detallado rubro por rubro en materia económica, intentando instalar la idea de que los sacrificios realizados por la ciudadanía eran inevitables y que se trata del único camino posible para alcanzar un futuro mejor. El concepto no es original, buscan nuevamente instalar la idea de que lo peor quedó atrás, y que ya se comienzan a ver los primeros indicios de una mejoría.

Desde el Frente de Todos, por el contrario, la intención es poner a la economía en primer plano.  Consideran que los resultados en esta materia son por demás contundentes ya que cualquier indicador que compare datos de fines de 2015 contra los números del gobierno de Cambiemos le resulta altamente favorable.

Con el planteo de ofrecerse como la opción anti grieta, Consenso Federal realiza planteos muy críticos hacia el actual gobierno, siendo sus propuestas bastante coincidentes con las que presenta Alberto Fernández.

Está claro que, a pesar de las obvias diferencias entre las estrategias de los dos principales espacios que disputan el poder, existe un factor común que los iguala: la utilización del miedo como componente fundamental en la campaña.

El oficialismo agita el miedo por el “retorno al pasado”, refiriéndose sistemáticamente a CFK como si fuera ella la candidata a presidente. Apoyados en las declaraciones militantes de comunicadores, empresarios, y figuras importantes del ámbito político internacional, insisten con instalar la idea simple de “nosotros o el caos” que se encuentra presente en la remanida frase “íbamos camino a Venezuela”.

Con un plan modesto de contención de dólar a cualquier costo, y esperando una moderación de la inflación en torno al 2% mensual, aplican aceleradamente un plan sencillo para lograr una sensación de bienestar hasta fin de año. Reciclando el “Ahora 12”, postergando aumentos de tarifas y combustibles, fomentando nuevos créditos a jubilados, ofreciendo descuentos en autos y motos, y haciendo anuncios respecto de paliativos en los créditos UVA, arman el plan de marketing necesario para instalar la idea de que las cosas comienzan a mejorar.

Desde la oposición intentan contrarrestar el miedo a “la vuelta al pasado”, intentando convencer al electorado que quien tendrá el poder real en caso de ganar, será Alberto Fernández y no Cristina. Con la sutileza que requiere el caso, Alberto no pierde oportunidad de ratificar sus diferencias respecto de muchas de las políticas aplicadas en el último gobierno kirchnerista cada vez que es consultado en los medios.

Para calmar a los sectores más cercanos al establishment ha vinculado al economista ortodoxo Guillermo Nielsen a sus equipos de asesores en materia económica, pensando en su experiencia pasada, para enfrentar una futura negociación con el FMI.

Las principales propuestas de Alberto Fernández están directamente relacionadas con los puntos débiles del gobierno. En general, apuntan a abandonar la política de ajuste actual impulsando medidas que pongan en marcha la economía. Entre las propuestas salientes se destacan: un aumento inmediato a los jubilados, desdolarización de las tarifas, acuerdo entre empresas, trabajadores y gobierno para acordar salarios y precios, eliminación de retenciones a los productos industriales, control a los ingresos de capitales golondrina y renegociación de plazos con el Fondo Monetario.

El oficialismo, por su parte, ha planteado que en caso de triunfar la política será la misma pero más rápido y más profunda.

En esta batalla aparecen en el horizonte, más allá de las chicanas propias de esta instancia pre-electoral, los temores y las dudas de cuál será el estado de situación real que enfrentará el gobierno que resulte electo finalmente. El panorama hacia fin de año no resulta demasiado claro.

El dilema que enfrentan los votantes no es fácil de resolver: ¿Es posible confiar en que el candidato elegido pueda modificar sustancialmente el recorrido que lleva la economía de nuestro país en los últimos años?

Solo cuando termine la contienda y se pongan en marcha las políticas del gobierno que asuma sabremos si el miedo fue un juego de campaña o la evaluación objetiva de la realidad que tendremos que enfrentar.

* Alexis Dritsos Economista Partido Socialista

 

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